Las personas no suelen recibir la suficiente educación financiera. No al menos durante las enseñanzas obligatorias. Por eso, preparar un presupuesto puede ser especialmente complicado. Pero tranquilo: aquí tenéis una guía acerca de cómo hacerlo paso a paso.
Lista de los ingresos
Aquí tenéis que incluir todos los ingresos que recibe el hogar. En primer lugar, los ingresos profesionales como sueldos, pagas extras, bonus, propinas o indemnizaciones … incluso, claro, la devolución en el IRPF. En segundo lugar, pensiones como la jubilación, la invalidez, la viudedad, la prestación por desempleo o la pensión alimentaria. En tercer lugar, los ingresos financieros como los intereses de cuentas y depósitos, los dividendos o los alquileres cobrados. En cuarto lugar, las subvenciones, si es que recibes alguna. Ese es vuestro dinero.
Lista de los gastos
Aquí debéis añadir todas las salidas de dinero. Absolutamente todas. Desde el alquiler de la vivienda o la hipoteca a los servicios contratados, los gastos de supermercado, los regalos navideños o las compras superfluas por la calle. En vuestra banca online podréis comprobar cada movimiento para ser realmente precisos en las anotaciones. Lo óptimo sería que el total de los gastos no representara más del 90% de los ingresos. De esa manera podríais ahorrar hasta un 10%.
Clasificación de los gastos
Ahora que tenéis todos los gastos ante vosotros es el momento de discriminar. Para ello debéis diferenciar entre los gastos fijos “obligatorios” como la vivienda y los gastos de comunidades; los gastos fijos variables como telefonía, la electricidad, el gas, la comida o el transporte; y los gastos discrecionales, que son todos aquellos que podríais reducir o directamente eliminar si lo desearais. Es ahí donde debéis prestar más atención. Haced una valoración honesta.
Fijación de objetivos
Queréis tener recursos económicos para vivir experiencias. Y queréis también tener un colchón de seguridad. Todo eso son objetivos y conviene tenerlos escritos y claros para estudiar su viabilidad. Esto es esencial: hay que marcarse metas alcanZables. De lo contrario se vivirán a menudo situaciones de frustración, desajuste y confusión. Necesitáis un presupuesto realista con metasrealistas.
Flexibilizadlo
Otra manera de evitar esas situaciones de desajuste y frustración es flexibilizar el presupuesto. Es decir utilizar medidas de gasto y de ahorro que se muevan en horquillas variables. Al fin y al cabo, un presupuesto del hogar es una herramienta para que viváis mucho mejor y podáis disfrutar de la vida que queréis, no para que sufráis vuestras propias imposiciones rígidas y os sintáis atados de pies y manos. Un presupuesto es una guía. Naaaaada más. Debe ser versátil.
Implicad a todos
No prescindáis por completo de la opinión de los miembros del hogar (por favor a las macotas dejadlas tranquilas). Descubrid qué cosas pueden resultar importantes para ellos y hacerles partícipes del presupuesto. Si tenéis hijos es un punto especialmente importante: esa educación financiera les proporciona los conocimientos para en el futuro ser responsables con su propio dinero. Eso sí que es una inversión.
WiZink al rescate
En ocasiones, y tras anotar los ingresos y los gastos, las cuentas no son tan favorecedores como se espera. Los objetivos a largo plazo se alejan un poquiiito. No obstante, hay herramientas complementarias al presupuesto que pueden ayudaros a alcanzarlos en el plazo deseado. Con la línea de crédito de nuestras tarjetas podrás aplazar, cuando lo necesites, ciertos gastos y pagos cada mes; uno, varios… o todos. Los que quieras. Y cuando quieras. Y con los préstamos WiZink (personal, estudios, reformas y Eco) hacer inversiones consiguiendo una liquidez que quizás no tengas en el momento en lo que lo necesites. Son herramientas que os ayudarán a haceros la vida un poco más sencilla y simple. Ya sabes, WiZink; un banco, infinitas posibilidades.