Origen del culturismo
Los primeros ejemplos de culturismo se encuentran en la cultura griega, y especialmente en su mitología y en su arte escultórico, donde héroes como Aquiles, Hércules o Laaconte solían representarse como seres megamusculados, anatómicamente armónicos y gráciles al mismo tiempo. Varios siglos después, el 14 de septiembre de 1901, el atleta prusiano Eugen Sandow organizaba en el Royal Albert Hall de Londres el primer concurso de culturismo de la historia: The Great Competition. Pero la influencia de Sandow no termina ahí. Es, además, el responsable de que los culturistas realicen poses de todo tipo durante los concursos para realzar sus musculaturas. El culturismo no se entiende sin él.
Sin embargo, la verdadera edad de oro del culturismo llegaría entre la década de los años cuarenta y la década de los años setenta. La aparición de los primeros aparatos de gimnasio modernos, unido a una mayor divulgación mediática, hicieron que la disciplina se popularizara y atrajera a un número mucho mayor de personas. Primero hombres, entre los que destacaron nombres como Vince Gironda, Steve Reeves, Frank Zane, Walter Bernal o el archiconocido Arnold Schwarzenegger. Más tarde mujeres, como Rebekka Armstrong, Mariana Komlos, Rasa von Werder, Rachel McLish o Lisa Marie. Ahora bien: ¿cómo consiguen los culturistas incrementar tantísimo el diámetro de sus fibras musculares?

La hipertrofia se produce por tensión mecánica, estrés metabólico y daño muscular
